domingo, 28 de febrero de 2010

Ante la pérdida de un ser querido...


En momentos de angustia clamo a ti
entregando este dolor que ya no aguanto
esperando tu consuelo y fortaleza
pues si tu ayuda no supero el llanto
Me ahogo el lágrimas por el ser partido
por la pena de sentir que ya no está conmigo
me entristece saber que ya no está a mi lado
este inmenso dolor ya no soporto.

Mi Dios, mi todo, quédate conmigo
dame tu consuelo, dame tu alegría
la esperanza de saber que me espera junto a ti
no me ayuda en este estado a querer vivir

La perdida de un ser querido es un dolor tan grande
que soportarlo no puedo si no estás conmigo
Ven, Señor, no tardes
pues esta pena, sumada a otras, me superan
Ayúdame, Señor a superar la prueba
Ten piedad de mí, Señor
pues yo sin ti nada puedo.

domingo, 21 de febrero de 2010

“El Movimiento de la Palabra de Dios acompañó mi discernimiento vocacional” Parte 2

Yo le había entregado mi discernimiento a la Virgen de Lourdes porque desde el vientre de mi madre estoy consagrada a ella y su presencia está muy marcada guiando cada paso que fui dando.
El Padre Alejandro Llorente, quien es mi director espiritual pertenece a la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced pero en la entrada del templo hay una grutita de Lourdes. En la jornada de María en el Stad de la editorial me dieron gratis una Hoja de María que justo era sobre la advocación de Lourdes, fui a unos ejercicios espirituales para jóvenes y el sacerdote que los organizaba pertenecía a la iglesia de Lourdes en capital federal…
A medida que fui confirmando con la ayuda de mi director espiritual, la llamada a la vida consagrada por medio de distintos signos y palabras bien claras como la de Isaías 62, 5 “Como un joven se casa como una mujer virgen así el que te formó se casará contigo y como un esposo goza con su esposa así gozaras las delicias con tu Dios” tuve la necesidad de discernir el lugar donde el Señor me llamaba.
Le dije a María de Lourdes que me llevara a donde Jesús me quería ya que ella conocía a su hijo mejor que yo y me conocía a mi más que yo a mi misma. Así fue que al poco tiempo conocí a las Hermanas del niño Jesús, por medio de una amiga de Internet. Estas religiosas tenían casa a dos cuadras del Santuario del Nuestra Señor de Lourdes en Santos Lugares.
En esta congregación me sentía re cómoda y disfrutaba cada vez que iba de visita, me sentía como “en casa” y me identificaba con el carisma de “Despertar y profundizar la fe”. Por este motivo comencé un acompañamiento con ellas y finalmente, decidí ingresar este año al postulantado, primera etapa de formación para la vida religiosa.
Me costó bastante animarme a dar este paso porque tenia que vencer muchos miedos, entre ellos enfrentar a mi familia, a quienes conocía y sabia que no me apoyarían. Sin embargo, el discernimiento estaba claro y había que dar el paso.
Durante la Convivencia 1 me reencontré con el Padre Darío, aquel sacerdote del retiro conversión. Fue un bello regalo de Dios poderle compartir lo que sucedió luego de ese retiro de conversión del 2008. Todos mis hermanos oraban por mi paso de ingreso con las hermanas y por mi familia. Al llegar de regreso pude decir la verdad en casa y perseverar en la decisión más allá de la falta de apoyo, con la certeza de saber estar cumpliendo el querer de Dios.
Llegar al Movimiento de la Palabra de Dios creo que fue clave en mi camino de discernimiento porque aquí me sentí muy apoyada y acompañada por todos desde la oración y el compartir la vida. Además Jesús me hablaba con mucha claridad en los encuentros comunitarios, en las jornadas y en los retiros. Fue todo de mucha gracia.
De hecho creo que las dos Pascuas vividas en el Movimiento de la Palabra ya dicen bastante. La primera me invitaba a mirarlo solo a él y la segunda me animaba a cumplir la misión que Dios había pensado para mí desde toda la eternidad.
Dejar el Movimiento de la Palabra, mi casa, mis proyectos personales, etc es una entrega muy grande pero creo que vale la pena porque entendí que Dios no quita nada sino que lo da todo, como decía Juan Pablo II.
Agradezco mucho a Jesús su paciencia para conmigo, a María Santísima el acompañar cada uno de mis pasos y a todos mis hermanos de comunidad y mis pastores del por animarme en la búsqueda del querer de Dios en mi vida y el cumplimiento de su voluntad, la cual nos lleva siempre a la plena felicidad.

Rosalía López Briega.
Iniciación 2 – Castelar
Postulante Hermanas del Niño Jesús

“El Movimiento de la Palabra de Dios acompañó mi discernimiento vocacional” Parte 1


Me llamo Rosalía. Ingresé al Movimiento de la Palabra de Dios en el centro de Castelar en la Pascua del 2008 cuyo lema fue: “¿Señor a quien iremos? Tú tienes Palabras de vida eterna”. Cuando entré a los grupos ya tenía en mi corazón la inquietud por la vida consagrada aunque vivía huyendo de esa voz que sentía en mi corazón invitándome a seguirlo dejando todo, por miedo.

En ese tiempo estaba intentando un noviazgo a distancia por Internet con un joven de Perú que deseaba formar un matrimonio misionero. En el fondo lo que yo buscaba era acomodar la voluntad de Dios a mi voluntad. Pensaba que de esa forma contentaría a Dios siendo misionera y a mi padres cumpliendo sus expectativas de casarme y formar una familia. Sin embargo, aprendí que de la vocación no se puede huir toda la vida porque por más que uno quiera siempre estará allí inquietándome.

En el Movimiento aprendí la belleza de la vida comunitaria y el poder de la oración entre hermanos. Ese año durante el retiro de Conversión yo acudí con la actitud de que allí se hablaría del pecado y por ende, el Señor no molestaría más con la llamada. Sin embargo, fue en ese retiro donde Dios me habló con mucha claridad diciéndome que me quería para El, que debía animarme a perder mis miedos porque elegir era renunciar y que ya no debía ponerle más excusas sino discernir realmente su voluntad en mí porque en ella estaba mi felicidad verdadera.

¿Cómo yo sentí todo eso en un retiro de conversión? Fue de manera muy de Dios: un hermano comentó como le impactó el testimonio de un amigo que decidió ser sacerdote aunque desde siempre pensaba en formar una familia. Yo pensé que tal vez mi caso era al revés a este chico: había pensado desde niña ser religiosa pero tal vez Dios había pensando para mí un proyecto familiar. Le pregunté que quería de mí y me respondió con el llamado de los discípulos a evangelizar. Al día siguiente hablaron del seguimiento radical a Jesús y en oración el Señor me hablaba de olvidándome el camino recorrido lanzarme hacia delante, invitándome a tomar una decisión.

Sentí en mi corazón que debía compartirle estas excusas y miedos por la llamada a la vida consagrada al sacerdote que venia a confesar pero a la vez no sabia como decírselo porque era algo muy personal que nunca lo había compartido con nadie. Sin embargo, el cura me dijo ni bien estuve ante él. “Qué bueno verte acá, desde la misa de anoche (porque había celebrado la misa la noche anterior) tengo tu imagen bien presente. En este retiro se anota mucha gente pero no alcanzo a confesar a todos, pero sin embargo vos estás acá”. Bastó eso para que le contara lo que me pasaba y él me animó a perder el miedo a hacer un discernimiento serio y escuchar su voz.

A partir de esa experiencia compartí lo que me pasaba con mis hermanos de comunidad y con mis Pastores. Todos me ayudaron con su oración y me hicieron sentir muy acompañada en este camino dado que siempre me preguntaba como seguía mi discernimiento y trataban de ayudarme como podían.

Tiempo después le pedí al Señor que me enviara un sacerdote que me ayudara a discernir lo que Él quería de mí y responder con generosidad a su llamada, dado que por mi diócesis no encontraba ninguno con esa disponibilidad.

Un día le comenté de mi necesidad a una amiga de Internet y ella me pasó el mail de un sacerdote de capital federal que podría ayudarme. Me resultaba rara escribirle a un cura que no me conocía y pedirle que me ayude en este proceso pero sentí en mi corazón que podía ser la respuesta del Señor a mi plegaria así que le envié el mail. Por gracia de Dios, él aceptó acompañarme en este proceso de búsqueda.

Ese año el lema de la Pascua fue “Le pondrás por nombre, Jesús” Y sentí en mi corazón que el Señor me recordaba la importancia de la misión que pensó para mí desde toda la eternidad y que está grabada en mi nombre (Rosalía significa lazo de amor).

Durante el momento de servicio de niños una de las servidoras a la que yo jamás le había contado nada de mis inquietudes vocacionales se me acercó y me dijo que no lo pensara tanto, que perdiera mis miedos, que hiciera lo que sentía en mi corazón y que el Señor me daría una familia mayor de la que la dejaría. Fue como si supiese realmente lo que yo sentía. Esa experiencia fue muy fuerte para mí. El Señor me hablaba con claridad por medio de esta hermana, durante el servicio.

lunes, 8 de febrero de 2010

Tuya mi, Dios

Anhelo pertenecerte
ser tu esposa, Jesús
amarte inmensamente
y servirte, mi Dios

Estar siempre a tu lado
llevar tu amor por doquier
interceder por todos
para que puedan estar bien

Mi alegría es seguirte
siendo por siempre fiel
en la alegría y en la tristeza
contigo permanecer.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sobre el amor de Dios