miércoles, 10 de octubre de 2007

Distintas formas de Seguir a Cristo

Hay muchas formas de seguir a Cristo y todas son importantes: como religiosa en la vida activa, como monja de clausura, como consagrada o consagrado, como religioso, como sacerdote o como laico comprometido. En este articulo reflexionaresmos sobre cada una de ellas.

En el articulo anterior pudimos reflexionar sobre lo que implica seguir a Cristo: tener un profundo encuentro personal con él y tratar de que otros también se encuentren con él.
Sabemos que hay muchas maneras de seguir a Cristo, de hecho estas formas están narradas en los Evangelios: uno puede ser un seguidor de Jesús como la multitud que aquel entonces lo seguia simplemente por lo que ha escuchado hablar de él, acercandonos a él solamente por curiosidad. Muchos de nosotros hemos empezado así nuestro primer encuentro con él: quizas lo empezamos a conocer o fuimos a la iglesia por primera vez por lo que habiamos escuchado de El, movidos por la curiosidad de saber más.
Otra forma es ser un simple seguidor pero sin un compromiso personal: seguirlo porque sabemos todos los milagros que él puede hacer, seguirlo por interes personal o simplemente seguirlo pero sin ser un verdadero discipulo. Muchos tambien hemos pasado por esta etapa. Llegamos a Cristo quizás pidiendo algun milagro para nuestra vida o porque necesitabamos algo y después practicamente nos olvidamos de él como los leprosos a los que Jesús curó y de los cuales solo uno regresó para agradecer.
O tambien podemos ser verdaderos discipulos, amigos de Jesús que estamos con él en las buenas y en las malas compartiendo tristezas o alegrias y dando testimonio del amor de Dios en nuestra vida.
En esta ultima forma de seguir a Jesús, la de ser discipulos, encontramos diversos estilos de vida: consagrada, religiosa, sacerdotal o comprometida. Cada una no menos importante que las otras.
La vida consagrada consiste en entregarle a Dios nuestra vida y abandonarnos a él por medio de los votos de probreza, castidad y obediencia. Dentro de este estilo de vida hay aquellos que se consagran a Dios pero continuan viviendo en sus casas con su familia pero dedicandose al servicio de la iglesia siguiendo el carisma de una determinada congregación y colaborando economicamente con ella o bien aquellos que viven juntos. Por ejemplo en la congregación Shalom existe la Comunidad de Alianza que está formada por matrimonios que consagran su vida al Señor siguiendo este carisma. Ellos colaboran economicamente con las obras de Shalom y tambien en el servicio a la iglesia.
Dentro de lo que es la vida religiosa ( que tambien consiste en tomar los votos de pobreza, castidad y obediencia) encontramos la rama contemplativa y la activa. La primera es aquella en la cual se vive en un monasterio o convento de clausura. Se apartan del mundo para dedicarse a la oración por el mundo entero. Y la vida activa que consiste en religiosos y religiosas que realizan varias actividades pastorales en la iglesia para que la Palabra de Dios llegue a todos.
La vida sacerdotal consiste en hombres que deciden consagrar su vida la Señor con los votos de pobreza (no tener nada para sí) castidad (no tener relaciones sexuales con nadie por amor al evangelio) y obediencia (ir donde Dios los envie). Ser sacerdote es estar al servicio de los hermanos y guiar la fe de las comunidades a cargo administrando los sacramentos y predicando el Evangelio.
Por último, se puede ser laico comprometido es decir ser un cristiano atento a las necesidades de los demás y buscando la manera de anunciar a Cristo colaborando con lo que pueda en la iglesia ya que hay distintas actividades y todas son importantes y necesarias.
Recordemos que la iglesia es como un cuerpo y en ella todos tenemos dones y carismas diferentes que Dios nos ha dado para poner al servicio de nuestros hermanos. Todos y cada uno es importante y debemos compartir nuestros dones para que no nos pase como la parabola de los talentos que aquel que se le dio un talento y se lo guardó para sí mismo terminó sin nada.
Debemos rezar mucho para encontrar nuestra vocación y descubrir el llamado de Dios en nuestra vida ya sea en el matrimonio, la vida consagrada o como laicos comprometidos. Dios nos llama a cada uno por nuestro nombre y nos dice "Ven y Sigueme" ¿Qué vamos a responderle?

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